domingo, 16 de agosto de 2009

Y teiwari es...

Los Wixáricas (o Huicholes, como los conocemos en Castellano) son una étnia indígena de México. Habitan en las cimas de la Sierra Madre Occidental, en el norte del estado de Jalisco, justo en las fronteras que colindan con Nayarit, Zacatecas y Durango.

Viven en las alturas, donde las nubes acarician el verdor de las montañas. Sus niños corren libres entre ríos, flores y sembradíos de maíz, frijol, calabaza... En ciertas comunidades no ha llegado la luz eléctrica y ni un solo cable asoma estos cielos. Llegar a sus casas puede llevarnos hasta 12 horas, por tierra.
Pareciera, superficialmente, que no tienen nada... cuando lo tienen todo.

Wixárica significa: "Los hijos del águila" y Teiwari es la palabra que utilizan para referirse a nosotros, los mestizos.

La diferencia entre ellos y nosotros no recae únicamente en aspectos externos como el color de la piel o los rasgos físicos. La diferencia más profunda se hace presente en su recordar y nuestro olvidar.

Recuerdan ser puros, inocentes como niños; agradecen a la Madre Tierra, al Padre Sol, al Abuelo Fuego (Tatewari) por la vida, por el alimento, por el trabajo, por la salud. Honran sus orígenes, a sus abuelos; construyen familias basadas en la dualidad, en el complemento. Son sanos de espíritu (aunque no faltan aquellos que deciden andar otro camino) Hablan con la verdad, practican el silencio y la observación. Aman, viven, rezan, cantan, bailan. Agradecen. Son humildes y fuertes.

Sobra decir que estas cualidades no siempre se encuentran en nuestras sociedades. Aquí está nuestro olvido, porque esencialmente somos iguales y tenemos los mismos obstáculos de la mente, las mismas trabas generadas desde nuestra oscuridad y nuestros miedos, pero los teiwaris hemos olvidado el compromiso con nosotros mismos. El compromiso de amarnos, de andar nuestros caminos sonriendo, agradeciendo, honrando, rezando, cantando, aprendiendo, escuchando, observando, practicando el silencio y la humildad. Olvidamos que lo tenemos todo para vivir en amor, en belleza, en libertad, en felicidad.

Por eso somos Teiwaris.

Nuestros hermanos huicholes se refieren a nosotros de esta forma con ternura al vernos tan niños, algunos otros lo hacen con recelo y hasta miedo por los peligros que representamos en sus territorios, en su sociedad.

Es por ello que retomo este término, para expresar lo que aprendo cada día desde la aceptación de mi estado actual. Aceptar con amorcito y humildad que aunque nos falta mucho para ser grandes de espíritu, para creer en nuestro poder, en esencia somos bellos y limpios. Ellos y nosotros somos hijos de la Tierra; somos perfectos, como lo es la Creación.

Abrir los ojos de la conciencia nos permite ver quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos, de esta forma podremos andar nuestros caminos con verdad, paso a paso, en paz.

Ahá Mitakuye Oyasin

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelentes publicaciones.

Te invito a mi blog con temas sobre iluminación y a re-conocernos un poco más.

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