miércoles, 27 de abril de 2011

28 años... y contando!

Agradezco a la vida. Al Cosmos, a la dualidad creadora. Agradezco al Gran Espíritu, al Gran Misterio. Al agua, que es la vida misma.

A la tierra por ser mi hogar en esta vida y ser la que nos alimenta cada día. Al viento que nos ayuda a movernos y así, a estar vivos.

Al fuego, abuelito cariñoso y verdadero, quien me transforma y me ayuda a mirar. A ver dentro de mi oscuridad.

Agradezco la bendición de estar viva, sana, entera. La magia de la existencia que me permite estar aquí. Las razones -disfrazadas de casualidades- por las que estoy hoy en este instante, en este cuerpo. Con él disfruto del tacto y de los aromas.

Gracias a mis ancestros y los encuentros nada fortuitos que los hicieron unirse. Agradezco al amor que es el material divino del que está moldeada la vida; el mismo que generó el encuentro de esos hombres y mujeres. Agradezco sus vidas y el instante eterno que fundió sus aguas.

A mis abuelos y abuelas de estrellas y tierra. Su andar por este mundo dejó un hermoso regalo: Mis padres. Mi primer gran amor, mis primeros maestros. La relación más fuerte, más pura y también la de mayor trabajo. Con ellos me reflejo a mi misma y practico mi paciencia, respeto, tolerancia.

Por su vida vino la mía y la de mi hermano. Y agradezco el amarse pues con ello ambos estamos aquí. Creados en el amor, como cada uno de los seres vivos.

Gracias por los sabores. Gracias al chocolate, a la vainilla y al dulce sabor de los amigos. He sido la mejor amiga y la peor enemiga. La amada y la nada querida. He sido todo porque todos somos todo: toda emoción, todo rostro, el infinito entero.

He compartido con todos ustedes algo, un instante, una mirada, unas palabras, caricias, pláticas interminables, risas, llantos, felicidad y rabia. He sido todo, algo para cada uno, pequeño o grande, intrascendente o significativo.

Gracias a las sonrisas, a las lágrimas y mejor todavía, a las lágrimas de carcajadas.

Agradezco a las “coincidencias”, a lo inesperado, a lo etéreo, a la sorpresa del futuro –¡qué aburrido sería adivinar el guión de la vida!-. Gracias a la magia, a la ilusión, al tambor de mi corazón.

Quiero agradecerles a todos. A cada una de las relaciones que he formado, que he destruido, que he cuidado y que he desatendido. Todas las relaciones que han acompañado mi vida y que siguen haciéndolo. También todas las que se encendieron de momento y hoy son sólo un recuerdo.

Quiero agradecer los colores, a las plantas y su verde; a la luna y su azul de cielo y estrellas; al turquesa del océano. A los gatos y libélulas. A los mangos y a los elefantes. A la música. Gracias por la albahaca, por las flores y por el olor a la tierra mojada.

Gracias a todos, porque todos somos familia. Familia de sangre y familia cósmica. Somos nuestras propias relaciones y ellas nos nutren, nos enseñan, nos cambian, nos maduran, nos enriquecen. Gracias a quienes han cambiado mi vida.

Gracias a los que me alegra agradecerles. Gracias a quienes me cuesta trabajo decir gracias. Gracias. A la vida, a sus vidas.

Al milagro de re-encontrarnos: Gracias.

Gracias Pachamama. Gracias Padre Sol

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